Problemas de aprendizaje, de coordinación, de conducta…Durante la etapa escolar es cuando más problemas relacionados con trastornos de procesamiento sensorial (TPS) se detectan. Por este motivo, debemos estar atentos ante cualquier signo de alerta que pudiese aparecer en los niños.
¿Qué son los trastornos de procesamiento sensorial?
La integración sensorial es el proceso neurológico que nos permite dar sentido y significado a todas las sensaciones que provienen del exterior y que son captadas por los distintos órganos sensoriales (gusto, vista, tacto, olfato).
Sin embargo, en algunas ocasiones este proceso no se desarrolla adecuadamente y aparecen dificultades para interpretar y organizar esta información. Surge entonces lo que conocemos como trastorno de procesamiento sensorial o Disfunción de Integración Sensorial (DIS).
Síntomas principales del TPS y su relación con el TADH
Algunos de los síntomas más comunes son irritabilidad, ansiedad, problemas para dormir, llanto excesivo, desorganización, problemas relacionados con la coordinación o dificultades para vestirse por sí mismos, entre otros.
El rasgo común en todos ellos es una reacción anormal ante la información proporcionada por los sentidos, ya sea por ser demasiado sensibles a esa información o por ser menos sensibles de lo común.
De igual forma, tienen dificultades para seleccionar qué estímulos sensoriales son importantes de todos los que reciben. Es normal que se distraigan con facilidad al no saber en qué información deben centrarse.
A pesar de que sus síntomas pueden asociarse al Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o TDAH, lo cierto es que son dos condiciones diferentes que pueden darse a la misma vez, pero también de forma única e individual. Por este motivo, te recomendamos visitar nuestro servicio de Neurofisiología para garantizar su correcta detección.
La importancia del diagnóstico
El TPS puede afectar a un solo sentido o involucrar múltiples sentidos. En el caso del tacto, una persona puede no reaccionar ante los gestos cariñosos de sus seres queridos y, sin embargo, reaccionar exageradamente cuando alguien le roza inofensivamente al caminar por la calle.
Otro caso, relacionado en esta ocasión con el gusto, puede ser que el niño solo quiera comer algunas comidas que tienen unos determinados sabores.
Esto son solo algunos ejemplos de las dificultades diarias a las que se enfrentan los afectados por este tipo de trastornos. Desde Clínica Weyler te recomendamos acudir a nuestro centro especializado, en donde realizaremos un correcto diagnóstico y te ayudaremos a recuperar la calidad de vida desde el primer día.